... a propósito de nacer

Estuve casi toda la noche para llegar, no había atasco, retrasos en vuelos, huelgas de transportes públicos o cierre de gasolineras.

En el país seguía mandando el viejo dictador, no existía el un, dos, tres.. ni por asomo imaginábamos tener algo más que la radio de la cocina; el teléfono quedaba a dos esquinas de casa ya que los móviles eran insoñables.

Nacer en casa te da una perspectiva del mundo mucho más hogareña y familiar, llegar a este mundo en la misma cama donde se te ha concebido te une a tu sangre por meido de un lazo que jamás se romperá.

Esta pasada noche he tenido pesadillas, quizás por el vino que anoche me inundó el alma llenándome los pantalones, la camisa y los rizos de esta barba que debo arreglar un dia de estos.

Lo desaliñado que ahora me muestro ante tí no es mi apariencia de siempre, como ya te he dicho yo, al igual que todos vosotros, salí de una madre y -para más inri- me parieron en casa, como siempre se ha hecho.

En mi pesadilla caigo a un vacío en forma de mar lleno de pateras con otros bebés ya muertos. Imagino que mi final era ese, morir rodeado de pequeñajos bastante más tostados que yo; que me quemaría en breve rato, supuse, para adoptar el color característico del resto de cadáveres.

Sin embargo los que parecían no respirar comenzaban a cobrar vida contándome cada uno de ellos su historia y todos los relatos resultaban muy cercanos a mí.

Ellos nacieron sobre la marcha, en el lugar que en ese momento era su "todo" su "casa" una patera que ya divisaba la costa española cosa que levantaba un jolgorío en la embarcación digno de bautizo; pensaron que la alegría era por ellos aunque las gélidas aguas del Estrecho les atravesaron el corazón y las carnes para llevarlos al fondo rocoso y oscuro donde más tarde les iba a encontrar en mis sueños; tostados y comidos por los peces.

He intentado salvar a todos los que me cabian entre los brazos pero se me escurrían como gavillas de trigo en un pentecostés ventoso.

¿Donde están todas las almas buenas que se han quedado bajo el Estrecho?

Son los bebés que vienen en algunas pateras, suelen nacer en el camino e incluso algunos toman conciencia de lo que les ha traido la vida ya que el éxodo puede durar hasta cuatro años desde la salida de sus padres, aún sin hijos, al dejar el país. Nacer allá donde te pilla es regresar a la auténtica esencia de la raza humana que sobrevive en cuevas, cazando, pescando y protegiéndose hasta la muerte.

¿Qué puerta nos hemos dejado abierta, durante todo este camino, para haber perdido gran parte de nuestra esencia?

Y lo que es peor ¿Porqué no inculcamos a nuestros hijos el verdadero valor de la vida?